A veces es bueno aceptar nuestros propios demonios y querernos tal cual somos (Turning Red de Disney+)
En efecto, la trama
se centra en Mei Mei, una chica canadiense de origen chino y la relación con su
madre. Al cumplir 13 años, Mei Mei se siente como casi todos los adolescentes,
con ganas de comerse el mundo, con un fiel grupo de amigas y con miedo e
inseguridades ante los tremendos cambios que se avecinan; entre medias debe de
confrontar sus obligaciones para con los estudios. Las obligaciones familiares
y la presión del yugo materno sobre ella con todas las expectativas que tienen
los padres sobre los hijos.
Ahora bien, el
principal punto de conflicto en la película es la relación madre hija. La
fidelidad de esta confrontación es terriblemente verídica y consigue con gran
éxito que el respetable público se sienta identificado en estas difíciles
relaciones. Pues como adolescente es difícil escarmentar en cabeza ajena, y
como adulto es muy fácil olvidar que pasamos por exactamente los mismos malos
tragos que los adolescentes.
Una de las grandes
virtudes que tienen los géneros de fantasía y de la ciencia ficción, es que
pueden hablar de la realidad a través de hipérboles y metáforas simbólicas. Red
abraza esto sin ningún tipo de problema. Y la metáfora más obvia es cuando la
protagonista se convierte en un gigantesco panda rojo al alcanzar la pubertad.
Esto viene a normalizar los cambios que sufren los niños al entrar a esa etapa tan
complicada como hecho cotidiano que le sucede, sucederá o le ha sucedido a la
humanidad.
Finalmente, Red es
una película alegre y divertida. Es una genial metáfora sobre lo que representa
la adolescencia y los cambios que conllevan; aborda con inteligencia y humor
estos temas, que por norma general se considera tabú y pone sobre la mesa
varias cuestiones generacionales en este sentido. Una cinta bastante
recomendable.
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