The Batman.
En el año en curso, una película recién lanzada
a la pantalla grande de gran expectativa, como lo fue “The Batman” una película
oscura enfocando al caballero de la noche como un detective, más que como un
héroe, muy apegado a las tiras cómicas así como también teniendo a Bruce Wayne
como alguien frívolo y analítico nada visceral y concentrado en sus objetivos.
Ahora
bien, por fin nos han entregado al mayor detective del mundo, como les gusta
llamarlo en los cómics, en carne y hueso. El director no ha ocultado que el
Acertijo de Paul Dano, uno de los adversarios más cercanos de Batman, está
directamente inspirado en el Asesino del Zodiaco, que aterrorizó a California
en los años sesenta y se convirtió en una de las mejores películas de David
Fincher.
Así
las cosas, se trata de un Batman que, en muchos sentidos, se siente más íntimo
de lo que estamos acostumbrados. La versión de Reeves de una persecución en
auto es capturada, no con grúas y helicópteros, sino con un claustrofóbico POV
(punto de vista) fijado en las ruedas delanteras o en la cara del conductor.
Finalmente,
El Batman de Reeves tiene más sentido: es un hombre aislado y traumatizado,
tratado como un bicho raro por el resto de la sociedad. Y hay un giro
sorprendente escondido entre los pliegues de esta narrativa noir,
uno que justamente sondea la política individualista de la figura del
justiciero, pues cuando parece que todo está resuelto o no hay más misterios o “acertijos”
surge algo nuevo que te mantiene agarrado de tu asiento.
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